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Gris oscuro. Puse mis sueños en tierra, los hice echar raíces. A diario alimentaba de sol y agua fresca sus tallos. Crecieron. Pero a otros seres carentes de sueños les molestó mi árbol. Soplaron y soplaron hasta que despertaron al viento. Y vino el viento helado del sur. Y se llevó la última hoja. Y ya no hay sueños. Puse mi corazón en agua fresca y pura de río, para que floreciera con algas y rayos de luna. Pero los rumores de orilla llegaron para ahogarlo todo. Y rompieron en olas duras, golpeando, arrasando con la calma. Y ya no hay corazón. Puse mi voz en tu nombre. Lo llené de claves de Fa, de acordeones y cellos. Y tu nombre y mi voz se hicieron historia. Pero la música incomoda a las sombras. Y vino la oscuridad. Y ya no escuchaste mi voz diciendo tu nombre. Y quedé muda, de sueños, de corazón, de tu nombre. Quedé muda de voz, de vos.

Confine...

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Necesito otro idioma para decir tu nombre,  una lengua susurrante y rígida,  tan lejos de tus frías manos,  una lengua que es frontera, que me limita. Necesito millones de pasos para andarte cerca,  escaleras para trepar tus muros,  cruzar todas tus barreras,  saltar todos tus alambrados,  altos, sostenidos, ciertos... Necesito tu voz dándome peso,  tus ojos invitándome al abismo,  un pasaporte para entrar en tu alma,  un permiso para quedarme residente... Otra lengua que me atraviese y me llene de vos. 
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Que dolor el de la polilla  que se enamoró del sol...

Cecità.

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Tantas ganas de verte... tantos besos cautivos, manos que no tocarán tus manos, ojos que se cerrarán oscuros, voces que ya no son ni eco. Tantas ganas de verte, risas que se archivan difusas, pasos estáticos sin camino, lágrimas secas en la almohada. Tantas ganas de verte y vos tan lejos, casi al alcance de la mano, y vos tan frío, mudo ante mis súplicas, y vos tan cruel, viendo cómo me desarmo y sin hacer nada.

Hondo

Calado hasta el hueso, doliente. Profundo, bocanada de aire espeso, sin pausa sin ritmo. Bien hondo, adentro, donde las voces son ecos de voces que no son nada, donde el susurro se duerme de tanto hartazgo, donde tus ojos se entierran y no se van. Hondo, clavado y punzante, para que recuerde que no sos mío, para llorarte los besos, para hundirme y no poder respirar.

Lego.

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Frente a mil engaños mis ojos dicen basta.  Leen letras escondidas en letras apresuradas,  saben de voces oscuras y secretas,  conocen profundidades abismales y dulces nieblas.  No creas que mi mirada se nubla ante tus pasos,  ni sientas que sos el rey del alfabeto...  todo lo que digas ya lo conocen mis ojos,  aunque hipnotices mis oídos,  pueden ver dónde vos creés esconder las mentiras,  encuentran trampas ocultas como tesoros,  desconfían de todos tus santos.

Status...

Había una vez una mujer que soñaba casas de jengibre con jardines de fresias y hogares a leña, algún duraznero dorado, y jilgueros inquietos. Tenía pequeñas manos con pequeños dedos, y desovillaba nubes en forma de conejos, golondrinas, mariposas, ventanas y balcones. Iba con sueños de transeúnte, paseandera de caminos, sorteando piedras, con caricias de río y luna, y soñaba con soles circundantes y brisas tenues… Hubo una vez una mujer bajo el oscuro sopor de la noche, contando estrellas y satélites, abrazada por un silencio y un murmullo, con ganas de luminiscencia y arco iris. Hay una mujer que aún mira por la ventanilla de los trenes, y se cuenta historias de zapatos y valijas, se balancea entre montañas blancas y verdes campos, busca aún nubes con forma de conejos, no pisa las líneas de las baldosas, extraña las olas… espera, oye a su corazón de vez en cuando, escucha como resuenan esos pasos que no llegan, y se dibuja un jardín amarillo qu

Eclissi...

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Eclipse parcial de sol en Manila -Fotografía de SpaceWeather ..ese mordisco de la luna al sol como el beso que llevo madurando para darte... un devorador de luces y pasos, un jazmín deshecho en naranja y rojo, un desierto húmedo, quebrado, ardiente, que te espera.

Mientras...

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Extrañarte ya se ha vuelto una rutina del día a día,  salpica como la lluvia arrebatada en la ventana,  ahoga como el calor en una ciudad sin ventisca, no me deja ser. Extrañarte me tortura los ojos hasta el silencio, y si solo supieras cuánto te llaman mis besos, cómo me despierta tu nombre en la noche,  cómo duele. Mientras, las lunas se pasean oblicuas sobre nosotros,  y el mundo aún es un perfecto absurdo, sin que nada se altere porque te extraño,  todo rueda... salvo yo, que voy desarmándome las voces, para no decirte, atorada en una baldosa, maltrecha y desgastada,  calculando las posibilidades de lo que hubiera sido no extrañarte tanto. Mujer bajo la luna. José Anotnio Olivia Alfonso

Partida...

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Ojos de Atuel, Valle Grande, justo donde el río se hace onda, en el borde de los sueños donde el sol guarda reposo acostado haciendo eco. Boca de montaña, ladera de cerro, con voz de silbido y ronco Zonda, me queman tus labios de nieve y precipicios, me arde tu lengua de fuego, calor y arrullo. Tendrá el río que aquietarme tus dedos, cartógrafos en mi llanura, ninguna lluvia hará surco en mi canto como tu piel morena de orilla y luna. Quise ser el sabor de tu árido camino, de tu errante paso misionero, pero los ojos del Atuel ya no son míos, aunque se lleven mis ojos prisioneros. Mientras, iré congelando mi ternura, y le pondré un bozal a mis suspiros, habré de ahogarme el corazón en el fondo del río, para que nunca escuches lo que siento. Ojos de Atuel y sol y colina, te vas con paso arduo sin adiós, me guardo tus pestañas de vino y oliva, para embriagarme la voz entre tu voz.   Godoy Cruz. Mendoza. Argentina. 

Anhelo.

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El Beso. Gustav Klimt Quiero esa boca tuya mojando mi cintura; que me baile tu mirada en el borde de los ojos, que tus manos me estremezcan como me estremece el viento; que me aprieten entre las piernas, que me duelan como tus besos. Quiero eso dedos tan tuyos haciendo un periplo en mi boca, que no te alcancen las horas para apagar mi deseo, que me quemen despacio tus labios mientras me muerdo las ganas, mientras me trago tu nombre, mientras me escondo en tu cuerpo. Quiero dormirme en tus brazos, gritándote en silencio, contándote al oido mil susurros, mil voces que callo cuando te pienso. Quiero tu piel; quiero tu voz; quiero tus ojos; quiero tu ser clavado en mi cuerpo; que no te alcance la noche para calmar este frío; para que no me duerma con tu nombre a lo lejos; como el eco del río, para que me muera ahogada entre tus besos.

SIn título

Danzo en el borde de tus ojos esperando una mirada tuya, implacable, pasas frente a mí como un suspiro, nada me demuestras de tu voz, pero siempre tu voz y vos me están cantando, nada me demuestras de tus pasos, pero todos tus pasos me recorren, ni una vez tus manos me acarician, aunque no terminás de tocarme nunca, ni una vez tus labios me mojan las ganas, pero todas las veces me estás besando, me inundás, me espiás, me abordás, me llenás de pasos, de lenguas, de dedos, me tocás constante con roces secretos, me llamás con voz de tormenta. Mientras sigo bailando en el borde, a la orilla de tu risa, la que se filtra muy de vez en cuando, cuando no te dejás ser egoísta. No me ves, pero no me sacás los ojos de encima, no me hablás, pero buscás mi oído entre todas las sombras, se te escapa mi nombre entre los dientes, susurrado con temblor de calor y penas, se te escapa mi piel entre los dedos, y aunque no quieras no podés no
buscando las palabras para no decir diciendo... aún... sin voz... sin vos...

abiana

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fámbula lúmbula líbina amoños rimoños bombanas abramas selanas daneras falata resono coreño imila solena sántira cuélema nàpida lévena sumina zúmbila fámbula
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Me arrepiento de no romper los relojes en ese instante mínimo, y de no robarte la risa y de no secuestrarte los ecos. Mis rincones ya no son tales. Transparente. Ningún rayo de sol me inunda tanto como tu boca. Soy una madeja de ganas desovillándose entre tus dedos.